Arte y Agua III: Lo que llevó el agua al grifo
Un viaje por las infraestructuras y tecnologías que propiciaron la revolución del agua y su reflejo en el mundo del arte.
Infraestructuras y avances científicos y tecnológicos conllevaron una revolución en la relación de la ciudadanía con el agua en términos de bienestar y salud. Nuevas formas de captación, bombeo, canalización y tratamiento del agua lo hicieron posible. Vamos a verlo.
Pozo (extracción)
El desarrollo de nuevas técnicas de extracción como el bombeo por fuerza de vapor y, posteriormente, la energía eléctrica facilitaron la captación del agua de los acuíferos del subsuelo. Esto fue un elemento transformador que marcó un antes y un después en la vida urbana.
A través de esta fotografía podemos revestir la historia del suministro de agua de Barcelona de un rostro humano. Casacas y gorras de plato caracterizaron los uniformes de los trabajadores de la SGAB durante largas décadas.
Generador
Gracias a generadores modernos como este se pudo convertir la fuerza del vapor que se producía en las calderas en electricidad, necesaria para el bombeo del agua de los pozos.
William Constable (1783-1861) se muestra a sí mismo en este daguerreotipo, en el que presenta su último invento para regular la fuerza del vapor. Su peculiar posición de perfil, tapando parte de la máquina, denota una reivindicación de orgullo como creador de la misma.
Bomba de elevación de agua
Las bombas de elevación fueron indispensables para impulsar y distribuir el agua por toda la red, especialmente hacia los puntos elevados donde sólo con la fuerza de la gravedad no llegaba por sí misma.
En este grabado de época se aprecia una bomba que alimenta una fuente en una exposición industrial, típica de la última mitad del siglo XIX. En esta se reivindica la bomba como una innovación.
El gusto por los avances científicos y tecnológicos se convirtió en una nueva forma de ocio para la refinada burguesía.
Depósito elevado (Torreón)
Desde depósitos elevados como la Torre de las Aguas de Dos Ríos, en el Tibidabo (Barcelona), el agua bajaba por la fuerza de la gravedad hasta los hogares, garantizando así la presión necesaria.
La Torre de Dos Rius aparece en la colección pictórica «Lugares de Barcelona» (2020) de Ernest Descals, donde el artista refleja los atractivos más singulares de la ciudad condal.
Tubos
Para llevar el agua a los hogares fue necesario la construcción de kilómetros de red usando materiales resistentes y duraderos. Dentro de los tubos «Bonna» como el de la imagen, de acero revestido de hormigón armado, transcurre buena parte de la historia del agua de Barcelona.
La escultura de Paulí Collado se erige sobre la plaza Josep Tarradellas de Cornellà. Una mariposa de acero forjado, técnica especialidad del artista, reposa sobre un tubo de canalización de agua de grandes dimensiones.
El tubo Bonna fue depositado de forma conmemorativa en el mismo lugar donde fue la fábrica que le dio el nombre, demolida en 1979. Así, este gran tubo se convierte a la vez en obra de arte y lugar de memoria.
Control de calidad
El control de calidad fue determinante para la eliminación de las impurezas que durante siglos habían transmitido enfermedades a través del agua. El análisis constante de muestras permitió tejer una red higienizada, libre de agentes infecciosos.
Albert Edelfelt, con un estilo influenciado por el impresionismo, representa a Louis Pasteur en su laboratorio de la calle Ulm (París). La escena evoca la grandeza de Pasteur y del conocimiento científico.
Gracias a avances en biociencia como los de Pasteur, a finales del XIX se refutó la teoría de los miasmos como origen de las epidemias infecciosas y se focalizó en los microorganismos.
Mantenimiento
Cuadros de herramientas completos como este permitían la correcta realización de las tareas de mantenimiento de las máquinas y las calderas. El mantenimiento diario ha sido clave para el buen funcionamiento de la red que lleva el agua a nuestra casa.
El fotógrafo norteamericano Lewis W. Hine presenta con esta imagen de 1921 una fusión entre la fotografía sociológica y el arte. Se trata de una pieza fotográfica con voluntad documental sobre la clase obrera industrial, pero con una innegable intención artística.