«La Cascada» con arco parabólico fue construida por Antoni Gaudí en 1883 para el jardín de la Casa Vicens. Esta vivienda fue su primer gran proyecto (1883-1888), claramente influenciado por la arquitectura oriental y la andalusí, que apasionaron al arquitecto en una época en la que los salones árabes proliferaban en la ciudad. Con ella Gaudí supera la influencia de sus profesores, quienes comulgaban con el historicismo y el romanticismo. Evoca las conocidas villas palladianas, esto es, las casas de los propietarios fundiarios del siglo XV(con derechos reales sobre el bien como: la propiedad, el usufructo, la servidumbre, la hipoteca, la prenda, la anticresis, la enfiteusis y el censo) que respondían a la necesidad de un nuevo tipo de residencia rural, eficaces en relación con el fin de establecer una presencia social y política en el campo, estaban adaptadas para el reposo, la caza y para huir de la ciudad, siempre potencialmente malsana. Para la ideación del proyecto arquitectónico de la Casa Vicens con las exigencias mencionadas, no me cabe la menor duda que Gaudí se inspiró en el Jardín Feliz de la Alhambra, hoy conocido como Palacio de los Leones. Muḥammad V fue el inspirador de este bello palacio construido en su segundo mandato, entre 1362 y 1391, como un espacio íntimo formado por dos jardines, uno natural, el Patio de Lindaraja, y otro imaginal, el Patio de los Leones, con sus cuatro “ríos” y múltiples fuentes cuyas aguas riegan palmeras, viñas y granados que muestran sus frutos en el jardín vertical construido en el mármol de sus columnas y en el yeso de los paramentos verticales. Todo ello conecta esta arquitectura con la Naturaleza a la vez que evoca el Jardín, el Paraíso. Un palacio tal que, si su historia habla en pasado, su arquitectura biofílica lo hace en presente como ejemplo de construcción sostenible, eficiente energéticamente, saludable y con un alto grado de confort. Estas características, coincidentes en su mayoría con las de las villas de Palladio, hacen que podamos considerar el Palacio de los Leones como referente para la ideación de la Casa Vicens, la casa ideal de Gaudí, su casa-manifiesto, que fue declarada Patrimonio Mundial UNESCO en 2005. Concretamente, los templetes que se adentran en el Patio de los Leones son dos qubbas mirador del “jardín” y, sobre todo, de la Fuente de los Leones. Sus columnas y arcadas, integradas en el peristilo del patio, evocan tanto la envolvente de la Casa Vicens como el interior de la llamada Tribuna, desde la cual se proyectaba la mirada hacia en jardín, y enfrente estaba la Cascada. Así pues, la Casa Vicens también es una arquitectura biofílica que, sometida a las leyes de la Naturaleza, proporciona estímulos sensoriales a quienes se encuentren en ella provocando su encuentro con la Naturaleza. La Casa Vicens es la casa ideal de Gaudí, su casa-manifiesto, y ha sido declarada Patrimonio Mundial UNESCO. En otro contexto, lejos de Barcelona, se encuentra la Presa Real que mandara construir Muḥammad I para sacar de ella, por la derecha del cauce del río Darro, la Acequia Real con la que dotara de agua a la Alhambra. Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, los jesuitas se hicieron con los terrenos aledaños a la Pres Real. A partir de 1554 comenzaron a construir edificios para cultivas y aprovechas los recursos que esas tierras les suministraban. Así, a medio kilómetro aguas abajo del río, edificaron el llamado Molino del Rey. Está situado en el punto en el que la Acequia Real cruza el río Darro para, a partir de ahí, discurrir siempre por la ladera izquierda del valle que encauza el río. Lo hace mediante un acueducto en cuya parte superior había un canalón hecho de madera impermeabilizada con una mezcla de betún, cal, estopa y trozos de vidrio molido que servían para tapar las uniones entre las distintas piezas. La mirada de este acueducto evoca la imagen de la Cascada de Gaudí. Una vez más, el agua de la Alhambra está unida a la de Barcelona. Su color es dorado, como el oro que se extraía del río Darro en esos parajes del Molino del Rey o como el de las barras de la señera catalana. El color del agua es Alhambra y Barcelona.