El color del agua es Alhambra
Sumérgete en un recorrido por la importancia del agua en la Alhambra a través del arte.
La Alhambra es una de las maravillas arquitectónicas que nos lega el periodo andalusí en la Península Ibérica. Erigida sobre la parte alta de la ciudad de Granada, representa el esplendor de la dinastía nazarí que la construyó. Su relación con el agua es vital para comprenderla.
Mu Geliammad I Ibn al-A Gelimar eligió, en el año 1238, la colina de la Sabika para erigir la ciudad donde ubicar su alcázar y construyó la Alhambra. La primera exigencia sería dotarla de abundante agua –proveniente del río Darro– a través de la Acequia Real o del Soldán.
Los descendientes de Mu Geliammad I lo irían transformando en la ciudad palatina, con nuevos palacios y almunias reales. La primera fue el Generalife, por donde la Acequia Real entra en la Alhambra, convirtiéndose en el eje alrededor del cual se organiza esta ciudad medieval.
A la civilización romana se la reconoce como la gran ingeniera hidráulica para satisfacer las necesidades de las ciudades; a la andalusí le corresponde el mérito de haber ampliado su uso desarrollando la tecnología del agua.
Para garantizar el agua de riego para la agricultura y los jardines se desarrolló una red bien calculada de acequias –que salvaban las cotas de nivel y barrancos–, aljibes, lavaderos, depósitos y pozos de los que se extraía el agua mediante norias movidas con tracción animal.
La práctica del islam incorpora el agua a la arquitectura religiosa. Así surgen los baños junto a las mezquitas y las pilas donde hacer las abluciones antes de la oración. A los nazaríes, además, se les atribuye el mérito de incorporar el agua a la arquitectura de los palacios.
La cultura nazarí introdujo el agua en la arquitectura de sus palacios para mejorar el confort térmico de los espacios habitados introduciendo pequeñas acequias, lavaderos y fuentes.
El agua, como elemento decorativo de carácter simbólico que permite generar imágenes mentales, crea espejos con las superficies de fuentes y estanques, o bien con la disposición de canales y fuentes, como en el Patio de los Leones.
El agua da vida a los jardines; los de la Alhambra alcanzaron el cenit de la belleza convirtiendo la ciudad amurallada en un paraíso para los sentidos. La arquitectura nazarí se convierte en un referente mundial al haber transformado en paisaje natural los espacios habitados.
Desde el siglo IX, maestros sufíes como al-Junayd usaron el dicho de que «el color del agua es el color de su recipiente» para hablar del corazón del creyente como receptáculo de las manifestaciones de Alá.
Así, como consecuencia de la presencia de la luz, el agua en la Alhambra toma el color de la instalación hidráulica que la contiene, el cual da paso a una epifanía divina.
En conclusión, en la capital del Reino de Granada el color del agua es Alhambra.
La Alhambra va más allá de Granada y ha influenciado a arquitectos como Antoni Gaudí. En algunas de sus obras se observa una notable similitud con ciertos elementos presentes en el Palacio de los Leones de la Alhambra.
Es el caso de la Casa Vicens donde el arquitecto catalán proyectó la cascada del jardín conjugando arquitectura y agua para crear espacios confortables. La Cascada Gaudí forma parte del jardín del Museo de las Aguas.